Éxitos y retos de la cooperación española. Examen de pares

2022

En 2021 la OCDE llevó a cabo el “examen de pares” de la cooperación española y elaboró un informe donde evalúa el progreso realizado desde la última revisión que fue en 2016. El informe destaca los éxitos y desafíos y hace recomendaciones para el futuro. Los países que examinaron la cooperación española fueron la República Checa y Japón.

En 2021 España ocupaba por volumen de fondos el puesto 13e entre los países donantes, con un 0,25% de AOD, sin duda un gran avance respecto al 0,17% de 2016 pero muy por debajo de lo que se espera de España, quinta economía de Europa. El informe resalta también el proceso de reformas emprendido y que debería concluir con la reforma del marco legislativo y normativo, la definición de nuevas prioridades y objetivos para la cooperación española y el aumento del presupuesto de la AOD hasta alcanzar el 0,7% en 2030.

En la presentación del informe la presidenta del CAD de la OCDE, Susanna Moorehead, señaló como algo muy positivo el compromiso de España con la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, así como el trabajo que la CE lleva a cabo en América Latina y África en ámbitos como la igualdad de género, la construcción de alianzas inclusivas y en la inversión en paz con una más que estimable aplicación del nexo entre lo humanitario, el desarrollo y la paz. Susanna Moorehead también destacó la importancia que España concede a la colaboración con las instituciones de la Unión Europea (UE) y otros socios, poniendo en valor el gran activo que suponen las ONG, implementadoras del 86% de la AOFD en contextos frágiles, lo que permite a España actuar a un nivel muy local, fortaleciendo así la confianza y la participación. Se reconocen los esfuerzos que se han realizado en los últimos años para fortalecer el perfil de la cooperación, intentando mantener las capacidades y la presencia internacional, reforzando la apuesta por un sistema abierto y descentralizado, definiendo estrategias, mejorando el diálogo de políticas, dando cabida a nuevos actores, incrementando los recursos y el vínculo con la ciudadanía. Todo ello en un contexto de incertidumbre y de inestabilidad política, si bien el informe añade que no se ha avanzado lo suficiente con las recomendaciones que el CAD realizó en 2016.

Aun cuando los esfuerzos realizados son relevantes, el informe añade que en algunos casos resultan a todas luces insuficientes y plantea una serie de recomendaciones que pretenden mejorar su dirección estratégica, racionalizar su marco administrativo, fortalecer sus recursos humanos y movilizar íntegramente su cooperación financiera.

El CAD considera que para que la cooperación al desarrollo fuera más eficaz, se debería reforzar el centro político del sistema y el papel rector de la SECI, sobre la base de su mandato específico sobre el área. De forma adicional, España también debe continuar el esfuerzo para aclarar la división del trabajo entre MAEUEC y AECID, en particular en lo que respecta a la planificación estratégica y la presupuestación, la formación de alianzas y la gestión de las contribuciones multilaterales. Es urgente desarrollar una estrategia que integre en los objetivos del sistema de cooperación todos los instrumentos, con los mismos estándares de gestión, diligencia, riesgos, transparencia y capacidad de aprendizaje, así como las entidades de cooperación y enfoques regionales y locales.

El CAD recuerda la necesidad de avanzar en la mejora de los recursos económicos y humanos. Los compromisos presupuestarios recientes no se han cumplido, no se ha conseguido cumplir con el 0,4% a 2020 y difícilmente se cumplirá el 0,5% prometido para final de esta legislatura. En 2021 nos hemos quedado en un 0,25%, la mitad de la media de lo que aportan los países de la UE, y para 2022 la previsión es llegar al 0,28%. Adicionalmente la CE debe cumplir con otras metas presupuestarias, como es el caso de destinar el 10% de la AOD a la AH, y elaborar una hoja de ruta con metas intermedias en el camino al 0,7%.

Las políticas de recursos humanos es otro de los retos que menciona el CAD. Se trata de un reto recurrente, no resuelto, y de vital importancia para mejorar el sistema. La falta de oportunidades de desarrollo profesional, las malas condiciones de empleo, la complejidad de los acuerdos contractuales, así como el uso limitado de la reserva de talento local son factores que pesan sobre la capacidad de España para atraer y retener talento, pero también para explotar el conocimiento interno. Las recomendaciones del CAD, similares a las expresadas por el Consejo de Cooperación, pasan por (i) velar por que el número y la composición del personal a todos los niveles y en todas las instituciones permitan a cada institución cumplir su mandato; (ii) crear oportunidades de desarrollo profesional que eliminen la distinción entre madrid y las oficinas de cooperación técnica; (iii) mejorar las condiciones de empleo para retener el talento, incluso para el personal expatriado; y (iv) dar un mayor papel al personal de contratación local. El informe dedica un espacio importante a la planificación y a la gestión del conocimiento. A pesar de los esfuerzos realizados, la capacidad del sistema es muy limitada a la hora de recopilar resultados y convertir estos en aprendizaje institucional. Falta una visión estratégica sostenible, basada en sistematización de datos y la supervisión de los resultados de todos y cada uno de los actores que integran el sistema. Otro de los retos que menciona el CAD, trabajado ampliamente en el Consejo de Cooperación, tiene que ver con las limitaciones de la política para la cooperación financiera. El proceso de aprobación para las operaciones es extremadamente engorroso. España debe simplificar sus actuales disposiciones institucionales, hacer más eficientes sus operaciones y acompañarlas con medidas de control y garantías, en línea con su nueva política y planes de ampliación de la cooperación financiera.

Respecto a la acción humanitaria el CAD pone en valor la política humanitaria, su ambición y visión global, pero de difícil implementación debido a que los instrumentos desarrollados tienen un alcance limitado. Pone como ejemplo el nuevo Fondo Humanitario para la Recuperación Temprana, que cubre la asistencia humanitaria inicial, más seis meses de financiación. Sin embargo, esto a menudo no refleja la realidad de contextos frágiles en los que la transición al desarrollo temprano requiere enfoques más flexibles y menos fragmentados, que forman parte de un continuo más amplio desde la gestión de crisis hasta el desarrollo.

Finalmente destacar que el informe también se centra en los aspectos burocráticos de la cooperación (carga administrativa) que considera excesivos, poco flexibles y nada sostenibles.