Toda la política de cooperación española se debe enmarcar en su V Plan Director, que fue aprobado en marzo de 2018. Este Plan establece las prioridades sectoriales y geográficas, define el contexto, los diferentes actores y el marco estratégico de la cooperación española, así como los mecanismos de evaluación adecuados. Su objetivo consiste en que la política española de cooperación internacional para el desarrollo cumpla con los compromisos de la Agenda 2030, bajo el lema de “no dejar a nadie atrás”. Pretende ser el primer paso para que todos los futuros Planes Directores mantengan un alineamiento con esta Agenda y ayuden a conseguir sus objetivos. Sin embargo, no define claramente las previsiones presupuestarias necesarias para poder desarrollar las metas de este Plan Director, lo que dificulta en gran medida los análisis y evaluaciones del Plan.
Este Plan Director está basado en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, en la construcción de resiliencia y en la contribución a la provisión de bienes públicos globales, e integra coherentemente los siguientes principios transversales de la cooperación española: el enfoque basado en los derechos humanos, la igualdad de género, el respeto a la diversidad cultural y la sostenibilidad medioambiental.
La salud aparece nombrada específicamente en varios apartados. Concretamente, cuando menciona en este Plan Director la salud global dentro de los bienes públicos globales, la corrupción como un freno al acceso a los servicios básicos como la salud, un medio ambiente saludable como elemento fundamental en el desarrollo de las personas, la resiliencia como refuerzo de capacidades, específicamente en el cambio climático y sus efectos en salud, y sobre todo en la explicación de las metas que la cooperación española pretende trabajar en el ODS 3 para conseguir la Cobertura Sanitaria Universal (CSU):
Este Plan menciona también las estrategias sectoriales y planes de actuación que la cooperación española ha ido desarrollando en los anteriores planes directores, y en ese sentido la salud ha sido un sector que siempre ha tenido relevancia y por lo tanto ha contado tanto con una estrategia sectorial como con un Plan de actuación. No obstante, también nombra que, dado que estas estrategias sectoriales se hicieron antes de la implementación de la Agenda 2030, hace falta una revisión que los adecúe a las nuevas prioridades.
En este sentido, la necesidad de definir el papel de la cooperación española en los asuntos de salud global y en como trabajar los determinantes de la salud, la necesidad de reestablecer la salud como un derecho fundamental de las personas por encima de otros intereses, saber cómo se va a fomentar la participación de las personas en las decisiones sobre su salud, quien y qué papel deben jugar en esa posible revisión de la estrategia sectorial los diferentes actores, especialmente la iniciativa privada lucrativa, o cuál es el valor añadido de la cooperación española en la CSU, son retos que debe afrontar esa futura revisión sectorial de la salud.