Siria, el sistema sanitario bajo ataque

2017

Más de seis años después del inicio de la guerra, Siria representa no sólo el mayor desastre humanitario de nuestro tiempo, sino también el más complejo. El entorno político-social altamente inestable e impredecible está marcado, entre otros problemas, por el acceso severamente restringido a las poblaciones necesitadas; altos niveles de inseguridad, incluido el constante desplazamiento de las líneas de frente, así como la focalización deliberada de ataques contra el personal humanitario.

El sistema sanitario sirio se ha visto gravemente debilitado en los 6 años de conflicto, hay una escasez crónica de medicinas, suministros y equipos, la mitad de las instalaciones sanitarias están cerradas o solo funcionan parcialmente y solo cuentan con un tercio del personal sanitario para atender a los 12,8 millones de personas que necesitan asistencia sanitaria en 2017 en Siria.

Los ataques militares contra el sistema sanitario sirio lo han llevado a una situación límite, los datos son escalofriantes:

  • 478 ataques a 323 instalaciones, de éstos, el 90% fueron perpetrados por las fuerzas del gobierno sirio y sus aliados y el 9% por otros grupos armados (entre ellos Daesh, el Ejército Libre Sirio y el Frente Sirio de Liberación Islámica).
  • Se han utilizado barriles bomba, cuyo uso prohíbe la Resolución 2139 de NNUU, en al menos 83 ataques a hospitales.
  • El 16% de todas las instalaciones sanitarias (hospitales, centros de salud, puestos de salud y policlínicas) han sido totalmente destruidas y el 42% han sufrido dañados. Aunque no todas las ciudades se han visto afectadas de la misma manera, la ciudad de Aleppo tiene el 40% de su infraestructura sanitaria completamente destruida, mientas que Raqqa y Dayz az-Zawar tienen dañada el 80% de su infraestructura.
  • 830 muertes de personal sanitario, de éstas el 90% fueron cometidas por las fuerzas del gobierno sirio y sus aliados.
  • El 65% del personal sanitario y al menos 15.000 de los 30.000 médicos y médicas sirias han huido del país. En las ciudades más afectadas por la guerra, como Aleppo, solo quedan 70 de los 6.000 médicos con los que contaba la ciudad.

Además de la destrucción total o parcial de las instalaciones sanitarias, éstas se ven afectadas por la destrucción de otras infraestructuras relacionadas como vías de comunicación, red eléctrica o agua y saneamiento que impactan negativamente en la provisión de servicios de salud.

No cabe duda de que la destrucción de las instalaciones sanitarias y la falta de personal sanitario ha contribuido de forma importante al deterioro de la salud de la población siria, lo que ha provocado la reaparición de enfermedades infecciosas y el empeoramiento de las enfermedades no transmisibles. Un ejemplo de esto es la poliomelitis, que prácticamente había sido erradicada y que se ha extendido por varias provincias (entre ellas Raqqa, Deir Ez-Zor y Homs) debido a la falta de vacunación. En los casos más críticos la falta de asistencia adecuada ha llevado a la muerte, solo en los tres primeros años de guerra fallecieron unas 200.000 personas por falta de asistencia sanitaria rutinaria.

El sistema sanitario como objetivo de guerra

Según Physicians for Human Rights la mayor parte de los ataques contra instalaciones sanitarias son deliberados, lo que supone una flagrante violación del derecho internacional humanitario, que es muy explícito en cuanto a la protección de la misión médica.

Las normas del DIH, disponen que todos los miembros del personal sanitario que presten servicios en caso de conflicto armado deberán ser respetados y protegidos.

Art. 20, IV Convenio de Ginebra y Art. 9, Protocolo II adicional a los Convenios de Ginebra

A pesar de la resolución 2286 de Naciones Unidas, de los llamamientos de Naciones Unidas, organizaciones de sociedad civil y diversos gobiernos, en Siria la infraestructura sanitaria y el personal sanitario siguen siendo objetivos militares, el último tuvo lugar en septiembre de 2017, según la OMS se produjeron varios ataques a los hospitales y a varias ambulancias en la provincia de Idlib. Los tres hospitales de la provincia, Kafr Nabl, Khan Sheikhoun y el hospital Heish especializado en maternidad e infantil han quedado fuera de servicio.

La respuesta humanitaria sanitaria

A pesar de ser objetivo de guerra el personal sanitario y las organizaciones humanitarias siguen trabajando para ofrecer servicios sanitarios a la población. Las intervenciones sanitarias se articulan en torno a los elementos básicos de un sistema de salud identificados por la OMS: liderazgo, recursos humanos, medicamentos y suministros médicos, financiamiento de la salud, gestión de la información sanitaria y prestación de servicios.

En 2016 tanto la OMS como las organizaciones humanitarias sanitarias hicieron un gran esfuerzo para responder a las necesidades sanitarias de la población:

  • Se distribuyeron más de 10 millones de tratamientos farmacológicos, más de una tercera parte de los suministros necesarios para estos tratamientos se distribuyeron a zonas sitiadas, controladas por las fuerzas de la oposición y de difícil acceso.
  • Se organizaron dispensarios móviles con personal sanitario para prestar atención sanitaria a los cientos de miles de personas desplazadas que huían de las zonas asediadas, como los barrios del este de Alepo y Homs.
  • Se ofreció atención sanitaria vital a pacientes que padecen enfermedades no transmisibles como diabetes, insuficiencia renal y trastornos mentales.
  • Se formó a personal sanitario sobre diversos temas, entre ellos realizar evaluaciones sanitarias, atender traumatismos, salud mental, nutrición, inmunización, etc.
  • Se vacunaron a millones de niños y niñas contra enfermedades como la hepatitis B, el sarampión, la rubeola, la gripe y la poliomelitis.

Estas intervenciones buscan dar respuesta a las necesidades sanitarias más urgentes de la población y reactivar los servicios básicos de salud. El apoyo y recuperación de la red de salud es prioritario para fortalecer el sistema de referencia y la atención especializada, en especial en salud sexual y reproductiva, salud infantil, enfermedades infecciosas, control de enfermedades crónicas y salud mental.

Sin embargo, hay zonas del país a las que es extremadamente difícil acceder. Actualmente están sitiadas quince zonas sirias donde viven más de 700.000 personas. No es raro que se obstaculice o se interrumpa temporalmente la ayuda que se intenta hacer llegar a estas regiones, y se han confiscado medicamentos de convoyes enviados a zonas asediadas y de difícil acceso.

Por último, organizaciones como Médicos del Mundo o Médicos sin Fronteras ya están centrando parte de sus intervenciones sanitarias en campos de desplazados dentro de Siria en los que se presta atención sanitaria directa, apoyo psicosocial y entrega de medicamentos mediante unidades móviles.