Remco van de Pas
Investigador senior Instituto Medicina Tropical de Amberes y vicepresidente de la Red Medicus Mundi Internacional-Salud para Todos
Una pregunta que se ha repetido frecuentemente durante la pandemia del Covid- 19 ha sido: ¿por qué la Unión Europea (UE), sus instituciones y los Estados Miembros reaccionaron tan tarde y de manera tan incoherente a la pandemia? Esta reacción tardía incluye el cierre de las fronteras internas de la UE y los problemas de distribución de material médico y del equipo de protección personal, como las mascarillas. Cada país sigue teniendo enfoques muy diferentes de salud pública para contener esta pandemia vírica. Inicialmente, también la cooperación para el desarrollo, la compra y distribución de una vacuna parecía convertirse en una prioridad nacional más que en un esfuerzo europeo coordinado.
Para responder a esta pregunta, uno debe darse cuenta de que, dentro de la UE, la gobernanza de los sistemas de salud y las funciones esenciales de salud pública siguen estando dentro del mandato formal de los estados. La UE tiene una competencia jurídica limitada en relación con la salud, lo que explica su limitada respuesta a la pandemia. Sin embargo, nueve meses después de la pandemia, vemos enérgicos llamamientos a instaurar un enfoque más europeizado, coordinado e institucionalizado para hacer frente a las emergencias sanitarias.
En septiembre de 2020, la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, abogó por una Unión Europea de la Salud en su discurso sobre el estado de la Unión ante el Parlamento Europeo. Como ginecóloga de formación, propuso reforzar la Agencia Europea de Medicamentos y los Centros Europeos para el Control de Enfermedades, y construir una Autoridad para la Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (BARDA en sus siglas en inglés). Apoyado por Italia, se convocará una Cumbre Mundial de la Salud en 2021. Además, según el presidente de la Comisión Europea, la ampliación de competencias enumeradas en los Tratados de la unión europea se debatirá en la Conferencia del Futuro de la UE. Esta idea fue compartida por un grupo de líderes sanitarios y políticos, incluidos excomisarios europeos, que a principios de octubre presentaron un Manifiesto para una Unión Europea de la Salud, que insta a la UE a crear una competencia sanitaria básica en los Tratados europeos.
A nivel internacional, la UE hizo una firme declaración política al organizar una conferencia virtual para comprometer y recaudar los fondos necesarios para cubrir las “brechas de financiación inmediatas” en la investigación de vacunas. La conferencia se organizó un día después de que el presidente Trump anunciara la suspensión de la financiación estadounidense a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, en una resolución negociada por la UE el 19 de mayo, los Estados miembros de la OMS encargaron a la OMS que se ocupara de “ampliar la capacidad mundial de fabricación y distribución de vacunas, pruebas diagnósticas y tratamientos” mediante el uso de tratados internacionales y normas comerciales existentes.
A medida que la pandemia de COVID-19 entra en una fase de larga duración, la UE y sus Estados Miembros están en condiciones de contener conjuntamente el virus y comenzar a recuperarse estructuralmente mediante la inversión en el desarrollo de sistemas públicos de salud fuertes y resilientes, tanto dentro de la Unión Europea, como en países de ingresos bajos y medios. Desde el punto de vista financiero, la UE debe trabajar por una financiación y una reforma sostenibles de la OMS, lo que incluye garantizar la autonomía y la legitimidad pública mundial de la organización. El financiamiento sostenible y predecible a largo plazo conduce a una planificación sostenible de los recursos humanos con personal que puede implementar las reformas y cumplir con lo que se exige de la OMS, como el liderazgo y la orientación normativa para funciones esenciales de salud pública en la contención de emergencias sanitarias, como puedan ser las pandemias futuras. Por último, todavía existe incertidumbre sobre el futuro presupuesto de cooperación al desarrollo de la UE para su programa 2020-2027. En estos momentos es necesario resolver temas urgentes como puede ser las hambrunas, el empobrecimiento y las necesidades humanitarias en las economías más frágiles a raíz de la crisis del COVID-19, pero estos problemas también se van a ver incrementados por los impactos cada vez más notorios de la crisis climática. Es importante que la UE proporcione fondos suficientes para abordar las emergencias humanitarias en Oriente Medio y el continente africano, mientras que a la vez deben considerar seriamente posponer o incluso cancelar la carga creciente de la deuda de varios países de bajos ingresos.
La dignidad humana debe prevalecer sobre las necesidades de seguridad sanitaria mundial. Y la UE debe vivir y actuar de acuerdo con sus valores.