Hasta el año 2021 el conflicto en Ucrania era considerado la única crisis olvidada en Europa. En las regiones de Donetsk y Luhansk se vivía una dura situación humanitaria, enquistada desde la guerra de 2014, que generaba una gran cantidad de desplazamientos, mayoritariamente internos. Al mismo tiempo, el país buscaba consolidar su independencia y avanzar en la organización política del Estado, llevando a cabo importantes reformas como las de descentralización y salud. A nivel internacional, el conflicto no era considerado de relevancia y prácticamente no tenía lugar en la prensa.
La tensión en torno al conflicto durante el último trimestre de 2021 cambia esta situación drásticamente. El inicio de la guerra en febrero de 2022 y su impacto humanitario a gran escala convoca la atención de los gobiernos de Europa y el mundo y la cobertura de los medios de comunicación se vuelve casi permanente. Las necesidades humanitarias se multiplican, pasando a elaborarse ambiciosos llamamientos a donantes, con una respuesta internacional proporcionalmente más activa que en cualquier otra crisis a nivel mundial. Al cierre de este informe se estima que 17,7 millones de personas requieren ayuda humanitaria. Más de nueve meses después, la guerra ha tomado lugar en al menos quince regiones de Ucrania. Las áreas septentrional, oriental y meridional del país se han visto gravemente afectadas por las actividades militares.
Las organizaciones humanitarias que trabajamos en Ucrania hemos llamado constantemente a que se respeten las obligaciones del Derecho Internacional Humanitario y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, y que se proteja a las personas y los objetivos civiles de las hostilidades. Hemos invocado a las partes en conflicto y a la comunidad internacional incluyendo los organizamos correspondientes de las Naciones Unidas, a que garanticen un acceso humanitario inmediato, seguro y sin obstáculos, incluso a través de las líneas de conflicto, para que la asistencia humanitaria llegue a todas las personas que la necesitan, especialmente a aquellas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad e independientemente de su origen, y que respeten la independencia de las organizaciones humanitarias y la protección del personal humanitario. Aún en contexto de guerra, debe permitirse y facilitarse el paso de la ayuda humanitaria para la población civil que la necesita, ayuda que debe ser imparcial y llevarse a cabo sin ninguna distinción y de acuerdo con el Derecho Internacional Humanitario. El Cuarto Convenio de Ginebra exige a los Estados que "permitan el libre paso de todos los envíos de material médico y hospitalario" destinados a la población civil y "el libre paso de todos los envíos de alimentos esenciales, ropa y otros productos destinados a menores de quince años, a mujeres embarazadas y otras situaciones post parto”.
No obstante, las organizaciones humanitarias vemos con frustración que no cesan los ataques contra población e infraestructura de carácter civil, incluyendo servicios esenciales como los sanitarios. Al cierre de este informe, la OMS ha confirmado 623 ataques contra la atención sanitaria en Ucrania, aproximadamente dos terceras partes de los registrados a nivel mundial – 901. Como resultado de estos ataques, 525 establecimientos de salud fueron dañados o destruidos, 202 integrantes del personal sanitario han perdido la vida y 303 han resultado heridos. Todas las partes en conflicto deben respetar la vida e integridad del personal sanitario y brindar la protección necesaria para llegar a la población civil.
El número de personas desplazadas internas ha superado los 6,2 millones y más de 7,7 millones cruzaron las fronteras de Ucrania y hacia Polonia, Hungría, Romana, Moldavia, Eslovaquia, entre otros países de Europa, en calidad de refugiadas. Se estima que a su vez 6,9 millones de personas llegaron o retornaron a Ucrania en este periodo.
La respuesta hacia las personas refugiadas de Ucrania hacia Europa ha sido inmediata, aunque insuficiente. En marzo de este año, la adopción de la Directiva de Protección Temporal dirigida a otorgar protección a las personas que huyen del conflicto de Ucrania durante un periodo de entre uno y tres años, supuso un hito histórico, ya que fue la primera vez que la Unión Europea la activaba desde su aprobación en 2001. Esto demostró que la UE posee mecanismos para proteger los derechos de las personas refugiadas y gestionar su acogida. Sin embargo, como se ha denunciado desde el movimiento de personas migrantes y por las ONG, esta medida no se adoptó en circunstancias similares para personas que provienen de otros contextos de conflicto en el Sur Global, como los conflictos que tienen lugar en Siria, el Sahel y otras regiones, que han llegado durante los últimos años a Europa buscando protección, y han visto vulnerados sus derechos humanos y en muchos casos sus vidas paralizadas en centros de detención o incluso muertas. Por ello, hemos demandado junto a otras organizaciones que todas las personas que se ven forzadas a desplazarse tengan acceso a un procedimiento de asilo justo, con garantías y sin discriminación.
En Ucrania, parte importante de la infraestructura básica y la vivienda de varias regiones se ha destruido o dañado de manera severa. La provisión de servicios públicos básicos y de salud encara enormes desafíos. A pesar de la gran resiliencia que está mostrando el sistema sanitario, la población afectada por la guerra tiene un acceso limitado a los servicios de emergencia, medicamentos especializados y asistencia de Salud Sexual y Reproductiva debido a la interrupción del suministro de medicamentos y equipos, la destrucción de farmacias, la falta de acceso a recursos económicos y el aislamiento comunitario. De acuerdo con el Ministerio de Salud, uno de los aspectos más urgentes es la provisión de asistencia sanitaria a las personas con enfermedades crónicas que llevan meses sin tener acceso a los servicios de salud.
Con los grandes movimientos de población, hay un mayor riesgo de brotes de enfermedades prevenibles por vacunación. Se han registrado cada vez más casos de infecciones gastrointestinales y enfermedades bacterianas. A esto se suma la proximidad del invierno, particularmente duro en Ucrania y los desafíos que supone en términos de preservación de la salud y respuesta a las necesidades sanitarias.
Para las organizaciones humanitarias que trabajamos en Ucrania, la prevención de los incidentes de seguridad y la violencia contra el personal humanitario es una necesidad primordial. La incertidumbre sobre las condiciones de seguridad en ocasiones retrasa nuestras operaciones, lo mismo que la falta de voluntad para facilitar adecuadamente los corredores humanitarios y otras medidas para facilitar el paso de la ayuda. Por otro lado, los procedimientos burocráticos en ocasiones aumentan el tiempo necesario para acceder a las comunidades afectadas, entre ellos, los aspectos relacionados con la expedición de visados para el personal internacional no comunitario. Todos estos factores condicionan el acceso de las personas afectadas por la guerra a servicios que necesitan de manera urgente.