El 9 de octubre de 2023, Israel ordenó el “asedio total de la Franja de Gaza”, lo que devino en la peor catástrofe humanitaria de la historia tanto por la cantidad de personas afectadas, el grado de violencia ejercida como la afectación al conjunto del Derecho Internacional Humanitario (DIH). Resultado de las políticas de ocupación israelí de los últimos 75 años, la franja de Gaza es uno de los territorios más poblados del mundo, en el que 2,1 millones de personas viven en 365km2. En el último año, aproximadamente 1,9 millones de estas personas han sido desplazadas por el conflicto. Desde el 7 de octubre de 2023 hasta finalizar octubre de 2024, han muerto 43.391 personas palestinas y 1.568 personas israelís como resultado del escalamiento del conflicto, mientras se estima que unas 10.000 personas desaparecidas palestinas permanecen bajo los escombros. Además, 102.347 personas palestinas y 7.794 personas israelíes resultaron heridas.
Todos los ámbitos humanitarios se han visto severamente afectados, incluyendo la seguridad alimentaria, el acceso a agua y saneamiento, el alojamiento, la protección, la educación y la salud. La ayuda humanitaria que llega a Gaza ha caído a un mínimo histórico ya situación en el Norte de Gaza ha sido calificada como “apocalíptica” por 15 representantes de agencias de la ONU y ONG internacionales.
17 hospitales parcialmente operativos. 19 de 36 hospitales están fuera de servicio.
11 hospitales de campaña en funcionamiento, 5 funcionan totalmente y 6 parcialmente.
El 35% de los centros de atención primaria funcionan parcialmente (47 de 132). Sólo el 26% (7 de 27) de los centros de salud de la UNRWA están operativos. Sólo el 39% (6.075 de 15.600) de los pacientes críticos que solicitaron evacuación médica vieron sus solicitudes aprobadas. Al 29 de octubre, se estimaba que más de 14.000 pacientes necesitaban evacuación médica fuera de Gaza.
(reliefweb)
Israel, como potencia ocupante, tiene el deber de garantizar la provisión adecuada de alimentos, suministros médicos, refugio y otros materiales esenciales para la supervivencia de la población civil en el territorio ocupado (GCIV Art. 55, 58). Cuando empezó este último asedio a Gaza, existían numerosos registros de impedimentos a la ayuda por las autoridades israelíes. No obstante, el bloqueo de la ayuda más básica se ha tornado sin precedentes.
El acceso es un requisito fundamental para la acción humanitaria. Existen diferentes tipos de limitaciones al acceso humanitario, y no todas constituyen obstrucción de la ayuda. Sin embargo, en los últimos años se viene denunciando una peligrosa tendencia de aumento de prácticas que manifiestan falta de observancia del DIH y devienen en obstrucción de la ayuda en diferentes contextos humanitarios y particularmente en el Territorio palestino ocupado.
Ataques indiscriminados e incesantes.
El uso de tácticas militares por parte de las fuerzas israelíes, como ataques aéreos en áreas densamente pobladas o de armamento altamente explosivo de larga distancia son incompatibles con la posibilidad de distinguir entre los objetivos militares y civiles, afectando zonas residenciales, campos de personas refugiadas e infraestructuras entre las que se incluyen escuelas y centros de salud. Una de cada tres víctimas de los ataques hasta el momento es menor de 18 años. No se pueden garantizar unas condiciones mínimas de seguridad ni siquiera dentro de las zonas «humanitarias» designadas unilateralmente por Israel, que han sufrido repetidos ataques.
Desplazamientos forzados.
Alrededor del 89% de Gaza está bajo órdenes de desplazamiento forzado y el 90% de la población está desplazada, la mayoría de las veces en múltiples ocasiones, incrementando el hacinamiento de la población. Esto supone el continuo desplazamiento del personal humanitario que es mayoritariamente palestino y de las personas destinatarias de la ayuda, dificultando la continuidad de operaciones, incrementando los riesgos y haciendo necesaria la suspensión de actividades y la reasignación de recursos. Entre los servicios afectados se encuentran la distribución de agua, servicios de saneamiento y de salud (Humanitarian Access Snapshot #7).
El hambre como arma de guerra.
Se estima que el 91% de las personas en Gaza- 1,95 millones- están experimentando algún grado de crisis alimentaria, de las cuales 345.000 personas se enfrentan a niveles catastróficos de inseguridad alimentaria (Fase 5 de la CIF). La inminente hambruna es el resultado de la destrucción de múltiples condiciones y servicios esenciales para la vida por parte de Israel. El acceso al agua y saneamiento se encuentra diezmado, el acceso de la ayuda de alimentos constantemente impedido o reducido y los servicios sanitarios para el tratamiento de la malnutrición y desnutrición extremamente fragilizados. Distintos actores humanitarios vienen alertando de esta situación desde marzo, no obstante, se advierte un incremento del bloqueo a servicios y suministros también en este ámbito. El Programa Mundial de Alimentos indicó que en octubre de 2024 aproximadamente 1,7 millones de personas, el 80% de la población, no recibieron sus raciones mensuales de alimentos, y el número de comidas distribuidas diariamente se redujo un 25% en comparación con septiembre.
Ataques al personal humanitario.
Gaza se ha vuelto el lugar del mundo más letal para los trabajadores humanitarios, (AWSD Report 2024),(AWSD DB) también en el ámbito de la salud. Al menos 326 trabajadores humanitarios murieron (319 nacionales y 7 extranjeros), entre ellos: 241 funcionarios de las Naciones Unidas, de los cuales 237 eran parte de UNWRA; 33 funcionarios y voluntarios de la Media Luna Roja Palestina; además de otros 52 trabajadores humanitarios. También 85 miembros de Defensa Civil murieron en acto de servicio (fuente: PCD). Entre el 7 de octubre de 2023 y el 30 de septiembre de 2024, Insecurity Insight identificó 1.736 incidentes de violencia u obstrucción del acceso a la atención sanitaria en Israel y en el Territorio ocupado Palestino (TOP). La mayor parte de estos – 1.680 -se produjo en el TOP y se atribuyeron a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Como resultado, al menos 518 trabajadores sanitarios fueron asesinados y 357 fueron detenidos. Además, reportaron que las instalaciones sanitarias sufrieron daños en 251 ocasiones. Mientras en Gaza los ataques tuvieron lugar principalmente en instalaciones sanitarias, en Cisjordania y Jerusalén Este se produjeron en campos de refugiados.
Urge detener el inminente bloqueo a la Agencia de Naciones Unidas para las personas Refugiadas de Palestinas (UNWRA)
En octubre de 2024, el parlamento israelí aprobó una ley que podría detener las operaciones de la UNRWA en el Territorio ocupado palestino. Esta decisión, resultado de una larga campaña de desprestigio y criminalización de dicha agencia, podría llevar a un bloqueo a gran escala en las operaciones de una gran parte de los actores humanitarios. Una exploración inicial de la red de ONG internacionales humanitarias en Palestina, AIDA, estima que al menos 4,5 millones de personas se podrían ver afectadas. Actualmente, no existe capacidad en los actores humanitarios presentes en el TOP para sustituir el papel de UNRWA. La agencia provee un importante rango de servicios esenciales – por ejemplo, administraron el 40% de las vacunas contra la poliomielitis- y da soporte a las ONG en procesos críticos - como seguridad, logística y coordinación- y sectores básicos para la protección y cuidado de la vida, incluyendo la salud primaria, la salud mental y psicosocial. Diferentes actores internacionales, incluyendo el Secretario General de la ONU, el Consejo de Seguridad de NN. UU. y un gran número de ONG han advertido de los enormes riesgos que supone el desmantelamiento de UNRWA no sólo para la vida de millones de personas en Palestina, sino también para la integridad de la comunidad internacional.
Impedimentos a la entrada de la ayuda.
Como resultado de la catástrofe provocada en Gaza, el Secretario de Estado de Estados Unidos envió en octubre una carta dando un plazo de 30 días a las autoridades israelíes para mejorar el acceso humanitario, indicando posibles restricciones a la ayuda militar estadounidense. Pasado ese plazo, la situación continúa empeorando y ninguna de las exigencias planteadas ha sido cumplida. Una de las principales exigencias es la eliminación de una lista de artículos que Israel considera “de doble uso” y son esenciales para las operaciones humanitarias. Dicha lista no es pública y, no obstante, el impedimento de entrada de estos artículos puede significar el bloqueo de camiones enteros con material de ayuda. Otra exigencia es que se permita la entrada de al menos 350 camones diarios con ayuda humanitaria para Gaza– antes de octubre de 2023 el promedio diario eran 500 camiones. Los trámites para la entrada de camiones son sumamente complejos, a tal punto que se pueden considerar una forma de obstrucción en sí misma. El promedio diario de entrada en el mes de octubre de 2024 fue de 37, la cifra más baja del último año. En los primeros días de noviembre, subió a apenas 80.
"Toda la población palestina en el norte de Gaza corre un riesgo inminente de morir de enfermedades, hambrunas y violencia". Inter-Agency Standing Committee.
Denegaciones y restricciones a las operaciones de ayuda.
En octubre de 2024 OCHA reportó 580 solicitudes de coordinación por actores humanitarios con las autoridades israelíes en Gaza. Sólo la tercera parte de estas solicitudes fueron facilitadas en el norte de Gaza y algo menos de la mitad en el sur. Casi la mitad fueron canceladas por los actores humanitarios debido a riesgos logísticos o de seguridad. 254 solicitudes fueron denegadas por la Administración israelí de Coordinación y Enlace. En 92 casos habiéndose obtenido la autorización, se produjeron impedimentos o bloqueos en los desplazamientos que en algunos casos derivaron en que fueran canceladas o sólo se pudieran realizar parcialmente. La tendencia de denegaciones e impedimentos va en aumento. Según Security Insight, en muchas ocasiones se impidió que equipos médicos de emergencia y ambulancias llegaran a personas que necesitaban atención.
Restricción de permisos de acceso a Gaza y al conjunto del territorio.
Las organizaciones internacionales que trabajan en el Territorio ocupado palestino encuentran cada vez más restricciones para el acceso de su personal, entre ellas: la eliminación de todos los permisos a Jerusalén para los titulares de identificaciones de Cisjordania – que afecta aproximadamente 1.300 trabajadores humanitarios palestinos; la denegación de visados de trabajo y entrada en cruces fronterizos para el personal humanitario internacional; e importantes restricciones de movimiento dentro de Israel y el TOP. Todas estas obstrucciones impactan en la disponibilidad de recursos humanos, reducen la capacidad de las organizaciones en diferentes aspectos técnicos, operativos y programáticos e incluso ponen en riesgo el deber de cuidado hacia el personal humanitario que ya está trabajando en condiciones extremas.
Acceso a productos críticos.
En tanto se agudiza la catástrofe humanitaria, se restringe cada vez más la posibilidad de acceder a productos básicos en el mercado local, que, cuando se encuentran cuesta hasta cien veces su precio normal (Humanitarian Access Snapshot #7). En el caso del combustible, el desabastecimiento afecta las operaciones y encarece servicios esenciales como el transporte de agua, la recogida de residuos y la limpieza. El acceso a dinero en efectivo, indispensable para cubrir las necesidades más básicas, se ve limitado por la falta de disponibilidad, que genera retrasos en pagos y operaciones de todo tipo y por el encarecimiento de las comisiones por operaciones financieras.
Riesgo de militarización de la ayuda humanitaria.
Al contexto actual, se suma un escenario todavía más preocupante. No parece haber intención por parte de las autoridades israelíes de detener estrategias contrarias al DIH como los desplazamientos forzados y la hambruna para ampliar su control del territorio palestino. A esto, podrían sumarse las ya anunciadas “burbujas” que supondrían el aislamiento de población considerada por las fuerzas israelíes como no susceptible de estar vinculada a grupos armados, a través de la creación de cercos que impidan la circulación y aíslen a las personas (WSJ),(FT). Además, se estaría considerando la posibilidad de transferir la responsabilidad de la ayuda humanitaria en Gaza a las fuerzas israelíes o a una empresa privada asociada, con todos los riesgos que estas decisiones podrían suponer para las personas palestinas refugiadas (haaretz)(ynet).
Si bien la mayor parte de las prácticas de bloqueo humanitario han tenido lugar en Gaza, Cisjordania también presenta un notable deterioro en este ámbito.
La violencia sin precedentes de Israel, unida a las prácticas de bloqueo humanitario constituyen graves amenazas no solo para la vida de las personas palestinas y de la región, sino también para la integridad de la comunidad internacional y de la legalidad internacional.
En julio de 2024, respondiendo a una petición de la Asamblea General de Naciones Unidas de 2022, la Corte Internacional de Justicia, emitió una opinión consultiva histórica en la que señala que Israel debe detener inmediatamente la ocupación ilegal en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este y establece que las políticas y prácticas de Israel violan el Artículo 3 de la Convención Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial, referido a la segregación racial y apartheid. Además, indica que Israel debe tomar todas las medidas posibles para prevenir un genocidio en Gaza y “tomar medidas inmediatas y efectivas para permitir la prestación de los servicios básicos y la asistencia humanitaria que se necesitan urgentemente para hacer frente a las adversas condiciones de vida a las que se enfrentan los palestinos en la Franja de Gaza”.
Las decisiones de la comunidad internacional y particularmente de los países que ejercen mayor influencia, son cruciales para que la legalidad internacional se aplique. El alto el fuego inmediato y permanente, la suspensión de todo apoyo o facilitación de recursos militares a Israel y la decidida defensa del acceso humanitario son más necesarios que nunca.